lunes, 1 de octubre de 2012

La arquitectura de la información


Cualquier conocimiento que disfrutamos como ciudadanos tiene su fundamento propio en que se basa en definidas estructuras informativas, es decir, procede de una fuente condicionada por determinados parámetros ¿Pero a qué fenómeno nos referimos cuando hablamos de la estructura de la información?


Puesto que ésta se considera como el germen del poder, también nos podemos preguntar del mismo modo qué entendemos por el concepto de la estructura del poder y cuáles son los factores clave que caracterizan esta estructura. La estructura de la comunicación es algo complejo que simplifica el acceso al conocimiento. Como cada conocimiento, la información sigue unas pautas estructurales que han sido, son y serán indefinidas. Ramón Reig nos deja en su artículo fundamentos de por qué la educación no convierte en uno de sus pilares ese aprendizaje en torno a la comunicación y su contexto.

La estructura de la información se amolda continuamente al contexto social, económico y tecnológico que evoluciona junto al paradigma mediático. Nuestro tiempo comienza a caracterizarse por el analfabetismo mediático ligado a la diferencia entre las clases sociales, las distintas relaciones comunicativas familiares, educativas y sociales.

En este contexto es preciso destacar la actividad de los emisores de un mensaje. La llamada macroestructura de los medios no sólo implica una cierta intencionalidad y capacidad interpretativa por parte de la empresa informativa, sino que también está ligada a la conformación de "mentes estructuradas” (SÁNCHEZ-BRAVO, 1992), puesto que cualquier mensaje emitido demuestra su propia lógica, su propia estructura. Cada género periodístico por ejemplo, tiene su arquitectura característica que se refleja a la hora de leer un reportaje, escuchar la radio o ver un telediario. Cualquier tipo de mensaje tiene una estructura predeterminada y por tanto, el receptor adopta estas estructuras las cuales, influyen a su vez en los esquemas mentales del individuo.


Uno de los estudiosos del conocimiento de la información (DÍAZ NOSTY, 2005) distingue los contextos donde se dan los consumos mediático-culturales provocando una desestructuración de la realidad a través de la información ofrecida en medios que no están al alcance de todos. No obstante, la captación del mensaje está relacionada también con otro parámetro decisivo: el nivel de conocimientos previos. Efectivamente, no es lo mismo seguir una charla de física cuántica como profesor de la materia o como un alumno inmigrante de bachillerato. Tal y como exponen los sociólogos norteamericanos  P. TICHENOR, G. DONOHUE y  N. OLIEN, “un conocimiento previo […] habilita para una contextualización crítica y estructurada de la realidad”.  

Ahora bien, para el periodista las estructuras informativas se convierten en un hilo conductor a la hora de redactar su producto. Tiene que adaptar las propias estructuras del medio y adecuar su texto al género respectivo, es decir, la estructura fija la apariencia de la información. La información que llega a los que quieren verla u oírla. Cada vez con mayor presencia y constancia en la red, sobre todo, en las redes sociales.  

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